Creencias limitantes: las historias que te frenan (aunque no te des cuenta)

Creencias limitantes: las historias que te frenan (aunque no te des cuenta)

Todos tenemos frases que nos repetimos sin pensar demasiado en ellas. A veces las decimos en voz alta, a veces solo en la cabeza. “No soy constante”, “Siempre me saboteo”, “Esto no es para mí”. Son ideas que parecen inofensivas, pero cuando las dejamos operar sin cuestionarlas, terminan condicionando la manera en que actuamos, elegimos y nos relacionamos con nuestros hábitos.

Estas frases no son verdades absolutas. Son creencias limitantes: pensamientos que se han repetido tanto que tu mente los asume como ciertos, aunque no siempre lo sean. Y la mayoría de las veces, ni siquiera te das cuenta de que están ahí.

¿Qué son realmente las creencias limitantes?

Una creencia limitante es una idea que tienes sobre ti mismo o sobre el mundo, y que define (sin que lo notes) lo que crees posible o imposible. Suelen formarse a partir de experiencias pasadas, comentarios que escuchaste de otros, momentos de fracaso o expectativas que absorbiste sin darte cuenta. La mente busca atajos para ahorrar energía, y es más fácil asumir “yo no soy disciplinado” que revisar si eso es cierto en todas las áreas de tu vida.

Daniel Kahneman, psicólogo y Premio Nobel, explica que nuestro cerebro opera con dos sistemas de pensamiento: uno rápido, automático y emocional, y otro más lento, reflexivo. Las creencias limitantes viven en el sistema rápido. No las analizas cada vez que aparecen; solo actúas desde ellas. Y cuando un pensamiento se vuelve automático, deja de ser visible. Ese es el problema.

¿Cómo puedes empezar a desactivarlas?

El primer paso no es luchar contra esas creencias ni intentar “pensar positivo”. El primer paso es observarlas. Hacerlas visibles. Y una forma de hacerlo es escribirlas. Cuando sacas una idea de tu mente y la pones frente a ti, deja de ser un ruido de fondo y se convierte en algo que puedes cuestionar.

Un ejercicio simple es tomar una hoja y escribir tres veces la frase: “No puedo _____ porque _____”. Completa el espacio con lo que venga a tu mente, sin filtros. Después, léelas en voz alta y pregúntate si realmente eso es siempre cierto. Muchas veces, al leerlas, te darás cuenta de que son solo historias que te has contado para justificar la incomodidad de empezar.

Escribir es una forma de pensar con más claridad

En MELE no creemos que las creencias limitantes se eliminen de un día para otro. Pero sí creemos que puedes empezar a relacionarte diferente con ellas. Cuando las escribes, las ves desde otro ángulo. Y eso te da la posibilidad de cuestionarlas y construir otras formas de actuar.

Por eso diseñamos la libreta MELE. No es solo un espacio para anotar tareas. Es una herramienta para organizar tus días, sí, pero también para observarte. Para identificar esos pensamientos que te frenan y empezar a construir sistemas más sostenibles, sin depender de la motivación o de la voluntad momentánea.

Cambiar no empieza con una afirmación optimista.

Empieza cuando te das cuenta de lo que te estás contando.

Y lo pones por escrito.

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