El poder de escribir tus metas

El poder de escribir tus metas

Una cosa es tener una idea rondando en la cabeza. Otra muy distinta es escribirla.

La mayoría de las personas tiene metas más o menos claras: cambiar de trabajo, emprender algo propio, mudarse, leer más, organizar su rutina. Pero muchas veces esas metas nunca salen del pensamiento. No se escriben, no se traducen en acciones, y se van diluyendo entre el ruido del día a día.

No es que no las deseen. Es que no han aprendido a bajarlas a tierra.

Y cuando no escribes lo que quieres, te cuesta más recordarlo, priorizarlo o siquiera reconocer por qué lo estás postergando.

Escribir es manifestar. Es pensar con claridad.

En psicología se ha documentado que escribir tus metas activa zonas del cerebro asociadas con la planificación y la toma de decisiones. También se ha observado que quienes escriben sus objetivos tienen una probabilidad significativamente mayor de cumplirlos.

Escribir se trata de atención dirigida. Te obliga a formular lo que quieres con más precisión, y eso ya es un avance frente al “quiero algo distinto, pero no sé qué”.

Cuando sacas la idea de tu cabeza y la llevas al papel, dejas de girar en abstracto y empiezas a hacerte preguntas útiles: ¿Qué significa realmente eso que quiero? ¿Qué puedo hacer hoy para acercarme? ¿Qué lo ha impedido hasta ahora?

Pensamos mejor cuando escribimos

Mucha gente cree que para sentarse a escribir sus metas necesita tener claridad previa. Pero es justo al revés. Escribir es una forma de pensar. De ordenar lo que está disperso. De ponerle nombre a lo que se repite. De identificar patrones, deseos, incluso miedos.

Escribir no resuelve todo, pero ayuda a ver con más nitidez. Y esa nitidez es clave cuando te sientes estancado o saturado.

No hace falta tener la gran revelación. Basta con preguntarte qué sí quieres, hoy, en este momento de tu vida. Y permitirte escribirlo sin juicio, sin adornos, sin presión de que sea definitivo.

Un ejercicio práctico para empezar

Si nunca has escrito tus metas o lo has hecho de forma muy general, prueba esto:

  1. Piensa en tres cosas que te gustaría lograr en los próximos meses.
  2. Elige solo una. La que más sentido tenga para ti ahora.
  3. Escríbela con el mayor detalle posible. Qué significa, por qué la quieres, qué impacto tendría en tu vida.
  4. Luego, escribe una lista breve de pasos posibles. No te compliques. Piensa en acciones mínimas, viables.
  5. Toma uno de esos pasos y agéndalo para esta semana. Aunque sea algo pequeño.

No necesitas resolver todo hoy. Solo empezar a pensar mejor. Y escribirlo.

La libreta MELE nació para eso:

Para darte un espacio simple, sin distracciones, donde puedas organizar tus días, tus hábitos y tus ideas. No para llenarte de pendientes, sino para ayudarte a avanzar con intención.

Empieza con una meta.

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