El arte de hacer menos

El arte de hacer menos

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Hay quienes creen que la productividad consiste en llenarse de tareas. Que avanzar es tachar veinte pendientes al día. Que el que más hace, más vale.

Y luego están los que se agotan.

Profesionales con agendas saturadas, listas infinitas y una sensación constante de que nunca es suficiente. Gente capaz, comprometida, que lleva años en modo supervivencia. Que no tiene tiempo para pensar. Que vive apagando fuegos.

Este texto no es una oda al minimalismo ni una invitación a renunciar a tus metas. Es una pausa para replantear lo esencial: ¿y si hacer menos fuera precisamente lo que te falta para avanzar?

Una patada, muchas veces

Bruce Lee lo dijo así: “No temo al hombre que ha practicado 10,000 patadas una vez, sino al que ha practicado una patada 10,000 veces.”

En el trabajo, en los hábitos, en la vida en general, tendemos a dispersarnos. Empezamos proyectos, abrimos frentes, nos ilusionamos con nuevas ideas. Pero cada cosa que añadimos exige energía, foco y mantenimiento. Y cuando no hay un sistema claro, todo empieza a pesar.

Practicar una sola “patada” implica elegir. Priorizar. Renunciar a lo que no suma.

No se trata de tener una rutina perfecta, sino de tener una rutina posible. Una que puedas repetir incluso cuando estás cansado, de viaje o sin ganas. Ahí se entrena la constancia. Y ahí se hace espacio para lo que realmente importa.

Antes de sumar, elimina

Un error común al organizarse es pensar: “¿Qué más me falta agregar?”

Pero a veces la verdadera productividad comienza con una pregunta distinta:

¿Qué puedo dejar de hacer?

Revisar tu sistema actual no es solo optimizarlo. Es depurarlo. Porque no importa cuánto te esfuerces si tus esfuerzos están mal dirigidos.

En lugar de añadir una nueva app, una nueva reunión, un nuevo hábito… prueba esto:

  • Elimina una tarea innecesaria.
  • Cierra una carpeta que lleva meses estancada.
  • Deja de revisar el correo cada 10 minutos.
  • Pausa ese proyecto que no tiene sentido ahora.

Hacer menos no es vaguear. Es afinar. Es dejar de repartir tu energía en cien direcciones y canalizarla en las pocas cosas que sí tienen impacto.

Un sistema que respete tu energía

Hay días para darlo todo. Y hay días para mantener lo mínimo.

Por eso en MELE no hablamos de “hacer más”, sino de hacerlo mejor. Desde la constancia. Desde el ritmo propio. Desde un sistema que puedas sostener a largo plazo, sin quemarte en el intento.

Meditar, escribir, leer y moverte no son tareas extra: son anclas. Pequeños gestos que te devuelven al presente y te ayudan a enfocar.

La libreta MELE nació para eso: para recordarte que no tienes que hacerlo todo. Solo lo que importa.

Una sola patada. Todos los días. A tu ritmo.

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Maria Elena Rimero
Maria Elena Rimero

Buenísimo! Super interesante e indispensable.

Tengo TEA y TDAH. El tdah, particularmente, puede ser abrumador y agobiante. Y muy descorazonador.
Creo que todos actualmente, pero personas con mi condicion necesitamos mejores rutas para gestionar nuestras actividades diarias y nuestros objetivos, también más allá del enfoque terapeutico. El minimalismo, como filosofía y forma de vida no tengo dudas de que es EL camino.

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