¿Por qué tu cuerpo reacciona igual ante una fecha límite que ante un león?

¿Por qué tu cuerpo reacciona igual ante una fecha límite que ante un león?

Cuando piensas en "estrés", es probable que lo asocies con juntas, correos urgentes o tareas pendientes. Pero tu cuerpo, en realidad, lo vive como si estuviera huyendo de un depredador.

Así funciona nuestro sistema nervioso: no distingue entre una amenaza real (como un león en la sabana) y una amenaza psicológica (como una fecha límite en el trabajo). Esta confusión es el origen de muchos de nuestros malestares modernos.

Entender esto es el primer paso para aprender a gestionar mejor nuestro estrés.

Tu cuerpo no sabe que ya no vives en la jungla

El neurocientífico Robert Sapolsky en su libro Why Zebras Don’t Get Ulcers explica que:

  • Cuando una cebra huye de un león, su cuerpo activa todo su sistema de respuesta al estrés: sube la presión arterial, aumenta la frecuencia cardiaca, libera adrenalina y cortisol.
  • El problema es que los humanos activamos esa misma respuesta incluso cuando sólo estamos pensando en problemas futuros.

Tu cuerpo no distingue entre estar en peligro real o imaginarlo.

Cada vez que te preocupas por una reunión, un pago o una conversación pendiente, tu cuerpo reacciona como si tu vida dependiera de ello.

¿Qué consecuencias tiene vivir así?

Cuando este sistema de estrés se activa de forma ocasional (como la cebra que huye y luego descansa), no hay problema.

El conflicto surge cuando:

  • No resolvemos lo que nos estresa.
  • Prolongamos la preocupación durante días o semanas.
  • Nuestro cuerpo nunca "apaga" la respuesta al estrés.

Esto puede provocar:

  • Agotamiento crónico.
  • Alteraciones en el sistema inmunológico.
  • Problemas de sueño, digestivos y de concentración.

La buena noticia: sí puedes entrenar a tu cuerpo y mente para volver a la calma.

3 pequeñas prácticas para calmar tu sistema nervioso

  • Respiración consciente: Dedica 2 minutos a inhalar profundo y exhalar lentamente. Esto envía señales de seguridad a tu cerebro.
  • Movimiento diario: Caminar 10 minutos a paso tranquilo ayuda a procesar la tensión física.
  • Escritura breve: Anota en 3 líneas qué te preocupa. A veces, darle forma escrita a tus pensamientos reduce su carga emocional.

Estos pequeños actos son anclas: le recuerdan a tu cuerpo que no estás en peligro, que puedes volver al presente.

La respuesta no está en "pensar menos", sino en actuar distinto

El estrés no es el enemigo. El problema es quedarnos atrapados en el pensamiento sin movernos.

Acciones simples –como respirar, moverte o escribir– son llaves pequeñas que abren puertas enormes hacia una vida más equilibrada.

En MELE creemos en la fuerza de esos microcambios diarios.

🌿 ¿List@ para empezar a transformar tu relación con el estrés?

Buenas noticias: ya tenemos stock de la libreta MELE, una herramienta diseñada para ayudarte a integrar hábitos diarios de bienestar: meditar, escribir, leer y ejercitarte.

Consíguela aquí y empieza hoy.

Deja un comentario

Este sitio está protegido por hCaptcha y se aplican la Política de privacidad de hCaptcha y los Términos del servicio.